miércoles, 24 de abril de 2013

La sordera política sustenta el escrache


El escrache es una de las señales más claras de que la situación en este país es cada vez más insostenible. A los ciudadanos no les ha quedado otra que unirse e iniciar modos de protestas nunca antes vistos en la democracia española. Este tipo de acciones son más necesarias que nunca, ya que responden a la coherencia de un drama social.
Por ello, no se entienden los intentos de deslegitimar un movimiento que busca objetivos loables y lógicos. Los argumentos que se usan en contra han ido empeorando de manera alarmante. Se empezó con la violencia de los ciudadanos que participan en los escraches. Se  pasó luego a la comparación con el terrorismo de ETA. Y se ha  terminado de la manera más vil y malintencionada, con la denominación de “nazismo puro”, tal y como hizo la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.
El político está demostrando no estar a la altura. Las protestas tienen una base razonable y por ello molesta tanto que se intente desviar la atención del verdadero fondo de la cuestión.  Según datos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) desde que empezó la crisis se han producido más de 400.000 desahucios. Ante esto, desde Europa se  ha dado un toque de atención a España que el Gobierno ha ignorado.
Parece que la sordera de los políticos es endémica. Para eso está el escrache, para que escuchen de una vez lo que tiene que decir la población. Las formas pueden ser mejorables. Se debe dejar de lado cualquier tipo de violencia, ya que no tiene sentido responder con la misma cara de la moneda. Por ahora van bien encaminados y eso es de agradecer ante la falta de ideas que vienen desde las élites dominantes.